Cathonys

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divendres, 22 d’abril del 2022

Cap. 10644: Exorcismo en el campo de Les Corts [II]

Empezó afirmando que él había sido sobre el terreno de juego con los colores del RCE Español, "un adversario del club blaugrana, pero siempre en noble y leal competencia" y que por haber combatido y odiado al equipo blaugrana, le queria "pero desde aquel momento solemne, al verbo ahora, limpio, pulido y depurado" él dejaba de hablar a su corazón y "postrándose de rodillas ante el escudo del Barcelona" le decía "¡Quiéreme porque te quiero!".
Muchos barcelonistas habían muerto en ambos bandos o estaban en el exilio. Por entonces el Barça tenía sólo 2.500 socios y un patrimonio que, tras las sucesivas incautaciones por parte del estado, apenas llegaba a un millón de pesetas. Pero pronto el club recuperó, con un impulso y una fuerza superiores a los que poseía antes de la guerra, su identidad y personalidad, le convertiria en un club venerado como un símbolo de la resistencia de un pueblo derrotado (el "ejército desarmado" de ese pueblo, le llamaría años más tarde Manuel Vázquez Montalbán). Por eso, en sólo cinco años, pasó a tener más de 20.000 socios y, pese a que le fue impuesto también el presidente, Enrique Piñeyro, marqués de la Mesa de Asta (el cual dimitio ante una tropelia del Gobierno Franquista), la sintonía entre el equipo y los catalanes le dieron un tremendo empuje, algo parecido a lo que sucedió simultáneamente con el Athletic de Bilbao. En ambos casos era la burguesía pactista con el régimen la que llevaba las riendas del club pero la base popular era la que llenaba el campo y daba aliento a los equipos.