
El paisaje ha cambiado mucho desde entonces: el fútbol se mudó al Camp Nou, y la masía de Can Gasparó fue demolida para dar paso a una escuela y la Travessera de Les Corts se convirtió en una calle asfaltada con denso tráfico. Sin embargo, el insigne árbol fue respetado hasta el punto de que actualmente su alcorque forma una isla en medio de la calzada, algo insólito en la ciudad. El pino de Travessera, que presenta el típico porte aparasolado de su especie, fue plantado en 1893 y catalogado por el Ayuntamiento de Barcelona en 1993, como un emblema del recuerdo del mitico estadio del Barça de les Cinc Copes. Mide unos 18 metros de altura y tiene un perímetro de tronco 2,55 metros.