Miguel Valdés i Padrón
Nacio en Barcelona e 13 de octubre de 1867 - falleció 5 de mayo de 1951
Fue uno de los miembros fundadores del Catalán FC en 1899, pero
inmediatamente pasó al FC Barcelona, donde fue uno de los primeros
jugadores que vistió la camiseta del club. Su primer partido fue el
segundo que disputó el club, el día 24 de diciembre de 1899 , en la
victoria por 3 a 1 ante el FC Catalán . En la temporada 1901 fue el
máximo goleador del equipo y en 1902 se proclamó campeón de la Copa
Macaya, primer título oficial del club. Además, en su local en la Rambla
se celebraron numerosas reuniones del club y más adelante se covertiria
tambien en un mecenas del club. Las diferencias con sus compañeros
provocaron su ingreso en el Hispania AC y poco después abandonó el
fútbol. Años más tarde, volvió al FC Barcelona como directivo llegando a
ser vicepresidente en 1931.
Valdes, como muchos otros futbolistas de la época era un "sportmen".
Antes del fútbol había practicado varios deportes, entre ellos el
atletismo donde ganó varias pruebas atléticas. Fue el primer atleta
catalán que fue cronometrado en la distancia de 100 metros lisos, el día
18 de noviembre de 1900 en Barcelona , logrando una marca de 12
segundos. También había practicado el boxeo, el levantamiento de peso o
el remo.
Entre 1900 y 1902 tuvo los galones del equipo y destacaba, según las
crónicas de la época, por su contundencia y fortaleza física. Los
rivales le respetaban por su habilidad como recuperador de balones.
Llego a vestir la camiseta blaugran en 14 partidos en esos años, donde
no había competiciones y si alagunos partidos amistosos entre los clubs
de la época.
Entonces el fútbol era sólo una afición, que Valdés compaginaba con su
estanco de tabaco en La Rambla."Compartía local con un lotero vasco, que
al jubilarse le propuso quedarse el negocio", cuenta. En 1905 recibió
el permiso estatal para ejercer de lotero, además de estanquero. Pronto
la estrecha tienda se convirtió en el local no oficial del joven F.C.
Barcelona, donde acudían a charlar jugadores, aficionados y miembros
dela Junta después de la cena. "Tenían un local muy cerca, en la calle
Pintor Fortuny, pero mira, se ve que preferían ir a la tienda de mi
padre, en plena Rambla", comenta. El insólito horario de apertura de la
administración de lotería ayudaba a estas tertulias improvisadas. La
administración de lotería no cerraba hasta la una de la madrugada, para
aprovechar la euforia de los acaudalados espectadores del Liceu al salir
de la función nocturna. Además, la caja fuerte de la lotería jugaba un
papel clave en el funcionamiento del club: en ella se guardaban los
caros balones de fútbol, de piel, importados de Gran Bretaña.