"
El Genesis" (VII)
El Diluvio Universal (I)
Que posiblemente hubiera una catastrofe universal es algo probado 
incluso cientificamente. Los cataclismos habidos en nuestro planeta se 
habrían debido a bruscos acontecimientos ocurridos en nuestro sistema 
solar.
El relato más antiguo fue hallado en una tableta de arcilla descubierta 
en Mesopotamia con motivo de la primera excavación realizada por la 
Universidad de Pennsylvania en Nippur. El héroe de Ziuzudra, rey piadoso
 y temeroso de Dios, quien estando junto a una pared se entera del 
decreto de los dioses de Destruir la "
simiente del género humano". Dice la tablilla:
"
Todos los huracanes, 
en extremo fuertes, 
atacaron como uno solo, 
al mismo tiempo, 
el Diluvio pasó arrasando los centros de culto. 
Después que, 
durante siete días y siete noches, 
el Diluvio pasó arrasando el país,
 y el enorme navío fue sacudido a la redonda por los huracanes sobre las grandes aguas..."
Pero el Diluvio aparece en mucha otras culturas:
En el
 Libro de los Muertos de los antiguos egipcios, "
el dios Atum anuncia su intención de hacer perecer ahogados en las aguas del océano primordial a toda la humanidad pervertida.... 
Los
 únicos supervivientes son unas cuantas personas que han sido salvadas 
en la barca de millones de años que es la barca del Sol".
Una leyenda galesa dice: "
Hace mucho tiempo, 
el lago Llion se desbordó e inundó todas las tierras, 
de manera que todos los hombres se ahogaron,
 menos Duyfan y Duyfach, quienes se escaparon en una barca sin mástil y repoblaron la tierra de Prydain. 
El barco contenía también un macho y una hembra de todas las especies de criaturas vivientes, 
de manera que, 
tras el Diluvio, 
los animales pudieron propagar sus diversas especies y repoblar el mundo".
Los 
Bataks de Sumatra cuentan que cuando la Tierra se volvió 
vieja y sucia, el Creador, al que ellos llaman Debata, envió una 
inundación, que hiciera desaparecer todo ser viviente.
En las 
Escrituras védicas de la India encontramos a un rey 
llamado Svayambhuva Manu, que fue avisado del diluvio por una 
encarnación de Visnú en forma de un gigantesco pez (Matsya Avatar). 
Matsya arrastró el barco de Manu y lo salvó de la destrucción. El 
diluvio hindú fue mucho más devastador, ya que el agua no provenía de 
las nubes de este planeta, sino que se trataba de una creciente del 
océano que se encuentra en el fondo del universo.
La mitología griega relata la historia de un gran diluvio 
producido por Poseidón, quien por orden de Zeus había decidido poner fin
 a la existencia humana, por haber aceptado el fuego que Prometeo había 
robado del Monte Olimpo. Deucalión y su esposa Pirra fueron los únicos 
supervivientes. Prometeo le dijo a su hijo Deucalión que construyese un 
arca en la que introdujera una pareja de cada animal, de forma análoga a
 la historia bíblica, y así sobrevivieron.
Al terminar el diluvio, y una vez que se secó la tierra y las aguas 
retrocedieron al mar, el arca de Deucalión se posó sobre el monte 
Parnaso, en donde estaba el oráculo de Temis (Apolo aún no había 
nacido). Deucalión y Pirra entraron en el templo para que el oráculo les
 dijera qué debían hacer para volver a poblar la Tierra, y la diosa sólo
 les dijo: «Vuélvanse hacia atrás y arrojen los huesos de su madre.» 
Deucalión y su mujer adivinaron que el oráculo se refería a las rocas. 
De esa forma, las piedras arrojadas por Deucalión se convirtieron en 
hombres, y las arrojadas por Pirra en ninfas o diosas menores, porque 
aún no se había creado a la mujer
Existen noticias de este diluvio en la India, Grecia, Asia oriental, 
Indonesia, Nueva Guinea, Melanesia, Polinesia, Micronesia, Australia, 
América del Norte, Central y del Sur. Y en todos los relatos, una pareja
 se salva en una embarcación, y de estos dos seres nacen hijos 
destinados a tener descendencia y poblar el mundo, elaborándose de esta 
forma todo un árbol genealógico del cual procederíamos.
En las tradiciones del 
pueblo amerindio mapuche, igualmente 
existe una leyenda sobre la inundación del hogar de este pueblo o del 
planeta al luchar entre sí dos serpientes, llamadas Treng treng vilu y 
Caicai Vilu. El pueblo mapuche cuenta entre sus mitos con la fantástica 
leyenda del diluvio universal que reviste cierta analogía con el diluvio
 bíblico. Encarnan la leyenda dos serpientes, la llamada Treng treng 
vilu, protectora de los hombres, y Caicai vilu, enemiga del género 
humano.
Un día fueron advertidos por la culebra amiga Treng treng vilu que la 
culebra enemiga les preparaba un exterminio mediante una terrible salida
 del mar y les instó a refugiarse en el cerro sagrado que ella habitaba,
 donde sólo unos pocos concurrieron. Producida la inundación, a medida 
que las aguas subían Treng treng vilu elevaba el cerro hasta acercarse 
al sol. Los refugiados se salvaron y los que fueron alcanzados por las 
aguas quedaron convertidos en peces, cetáceos y rocas. Así fue cómo se 
salvó la humanidad al bajar estos pocos hombres desde el cerro en el que
 se habían refugiado
La tradición del 
pueblo de Isla de Pascua dice que sus ancestros llegaron a la isla escapando de la inundación de un mítico continente o isla llamada Hiva.
En la mitología del 
pueblo maya se relata la existencia de un diluvio enviado por el dios Huracán.
En el 
manuscrito azteca denominado 
Códice Borgia (Códice 
Vaticano), se recoge la historia del mundo dividido en edades, de las 
cuales la última terminó con un gran diluvio a manos de la diosa 
Chalchitlicue.
En
 mitología incaica, Viracocha destruyó a 
los gigantes 
(como en la Biblia) con una gran inundación, y dos personas repoblaron 
la Tierra: Manco Cápac y Mama Ocllo. Únicamente sobrevivieron en cuevas 
selladas.
En el 
lago Titicaca, donde habita un grupo de indígenas conocidos
 por el nombre de uros o urus, existe una leyenda local que dice que, 
después del diluvio universal, fue en el lago Titicaca donde se vieron 
los primeros rayos del Sol.
En la nación africana de Chad, 
la tribu moussaye en su mitología 
cuenta la historia de que una vez una familia vivía en un lugar remoto, y
 que cierto día, la madre quiso preparar una comida opípara para su 
familia; así que tomó el mortero con su majador para moler el grano y 
hacerlo harina. (En aquel tiempo el cielo estaba mucho más cerca que 
ahora. En efecto, si se alargaba la mano, podía tocarse.) Majó el grano 
con todas sus fuerzas; sí, machacó el mijo y lo hizo pronto harina. Pero
 al moler, la mujer se descuidó y alzó el majador tan alto que hizo un 
agujero en el cielo. En el acto empezó a caer a la tierra mucha agua. No
 era una lluvia normal. Llovió durante siete días y siete noches hasta 
que toda la tierra quedó anegada. Conforme caía la lluvia, el cielo se 
iba levantando, hasta que llegó a la altura inalcanzable que ahora 
tiene. Desde entonces perdimos el privilegio de tocar el cielo con la 
mano
 
Para 
los Kawesqar, o
 Alacalufes, de Tierra del Fuego, una 
gran inundación tuvo lugar en el mundo cuando un joven cazó, para 
regalarle una buena comida a su novia, a una nutria (o coipo, según otra
 versión) que por tabú no podía ser cazada. Ésta era una criatura 
protegida por el espíritu de las aguas, quien, dolido por esta afrenta, 
hizo subir el mar para vengarse de toda la humanidad. Al final del 
relato, el joven y su novia se salvan al subir a elevados cerros. Luego 
son ellos los encargados de repoblar la tierra.
En 
jeroglificos encontrados en San Juan (Puerto Rico), indican 
que Yukiyu, un "dios taíno", creó una gran inundación. Se dice que se 
salvaron gracias a que se albergaron en el bosque fluvial del Yunque.
La 
Mitología guaraní de los nativos de América del Sur sostiene 
que durante el tiempo conocido como "Yvy tenonde" (primera tierra), los 
hombres y los dioses convivían libremente en ésta en abundancia y no 
existían enfermedades o penurias...
Hasta que un hombre llamado Jeupié transgredió el tabú máximo: el 
incesto, al copular con la hermana de su padre. Este hecho fue castigado
 ejemplarmente con un diluvio (Mba'e-megua guasu) que destruyó aquella 
tierra primera y produjo la partida de los dioses hacia su morada 
celestial.
Ñamandú, dios principal de los guaranies, decide crear entonces una 
segunda tierra, aunque imperfecta. Solicita entonces la ayuda de Jakairá
 quién esparce una bruma vivificante sobre la nueva tierra. Los 
sobrevivientes del diluvio pasan a habitar esta tierra donde ahora 
existen la enfermedad, los sufrimientos y la muerte.
Desde entonces los hombres habitantes de la "nueva tierra" conocida como
 Yvy Pyahu estan condenados a la eterna búsqueda de aquella primera 
tierra perdida que llaman: "Yvymara'eỹ" (Tierra Sin Mal).
