Cathonys

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Mushofutbol

dimecres, 14 de novembre del 2012

La Biblia... ese libro de culto (VIII)

"El Genesis" (VII)

El Diluvio Universal (I)

Que posiblemente hubiera una catastrofe universal es algo probado incluso cientificamente. Los cataclismos habidos en nuestro planeta se habrían debido a bruscos acontecimientos ocurridos en nuestro sistema solar.
El relato más antiguo fue hallado en una tableta de arcilla descubierta en Mesopotamia con motivo de la primera excavación realizada por la Universidad de Pennsylvania en Nippur. El héroe de Ziuzudra, rey piadoso y temeroso de Dios, quien estando junto a una pared se entera del decreto de los dioses de Destruir la "simiente del género humano". Dice la tablilla:
"Todos los huracanes, en extremo fuertes, atacaron como uno solo, al mismo tiempo, el Diluvio pasó arrasando los centros de culto. Después que, durante siete días y siete noches, el Diluvio pasó arrasando el país, y el enorme navío fue sacudido a la redonda por los huracanes sobre las grandes aguas..."

Pero el Diluvio aparece en mucha otras culturas:

En el Libro de los Muertos de los antiguos egipcios, "el dios Atum anuncia su intención de hacer perecer ahogados en las aguas del océano primordial a toda la humanidad pervertida.... Los únicos supervivientes son unas cuantas personas que han sido salvadas en la barca de millones de años que es la barca del Sol".

Una leyenda galesa dice: "Hace mucho tiempo, el lago Llion se desbordó e inundó todas las tierras, de manera que todos los hombres se ahogaron, menos Duyfan y Duyfach, quienes se escaparon en una barca sin mástil y repoblaron la tierra de Prydain. El barco contenía también un macho y una hembra de todas las especies de criaturas vivientes, de manera que, tras el Diluvio, los animales pudieron propagar sus diversas especies y repoblar el mundo".

Los Bataks de Sumatra cuentan que cuando la Tierra se volvió vieja y sucia, el Creador, al que ellos llaman Debata, envió una inundación, que hiciera desaparecer todo ser viviente.

En las Escrituras védicas de la India encontramos a un rey llamado Svayambhuva Manu, que fue avisado del diluvio por una encarnación de Visnú en forma de un gigantesco pez (Matsya Avatar). Matsya arrastró el barco de Manu y lo salvó de la destrucción. El diluvio hindú fue mucho más devastador, ya que el agua no provenía de las nubes de este planeta, sino que se trataba de una creciente del océano que se encuentra en el fondo del universo.

La mitología griega relata la historia de un gran diluvio producido por Poseidón, quien por orden de Zeus había decidido poner fin a la existencia humana, por haber aceptado el fuego que Prometeo había robado del Monte Olimpo. Deucalión y su esposa Pirra fueron los únicos supervivientes. Prometeo le dijo a su hijo Deucalión que construyese un arca en la que introdujera una pareja de cada animal, de forma análoga a la historia bíblica, y así sobrevivieron.

Al terminar el diluvio, y una vez que se secó la tierra y las aguas retrocedieron al mar, el arca de Deucalión se posó sobre el monte Parnaso, en donde estaba el oráculo de Temis (Apolo aún no había nacido). Deucalión y Pirra entraron en el templo para que el oráculo les dijera qué debían hacer para volver a poblar la Tierra, y la diosa sólo les dijo: «Vuélvanse hacia atrás y arrojen los huesos de su madre.» Deucalión y su mujer adivinaron que el oráculo se refería a las rocas. De esa forma, las piedras arrojadas por Deucalión se convirtieron en hombres, y las arrojadas por Pirra en ninfas o diosas menores, porque aún no se había creado a la mujer
Existen noticias de este diluvio en la India, Grecia, Asia oriental, Indonesia, Nueva Guinea, Melanesia, Polinesia, Micronesia, Australia, América del Norte, Central y del Sur. Y en todos los relatos, una pareja se salva en una embarcación, y de estos dos seres nacen hijos destinados a tener descendencia y poblar el mundo, elaborándose de esta forma todo un árbol genealógico del cual procederíamos.

En las tradiciones del pueblo amerindio mapuche, igualmente existe una leyenda sobre la inundación del hogar de este pueblo o del planeta al luchar entre sí dos serpientes, llamadas Treng treng vilu y Caicai Vilu. El pueblo mapuche cuenta entre sus mitos con la fantástica leyenda del diluvio universal que reviste cierta analogía con el diluvio bíblico. Encarnan la leyenda dos serpientes, la llamada Treng treng vilu, protectora de los hombres, y Caicai vilu, enemiga del género humano.

Un día fueron advertidos por la culebra amiga Treng treng vilu que la culebra enemiga les preparaba un exterminio mediante una terrible salida del mar y les instó a refugiarse en el cerro sagrado que ella habitaba, donde sólo unos pocos concurrieron. Producida la inundación, a medida que las aguas subían Treng treng vilu elevaba el cerro hasta acercarse al sol. Los refugiados se salvaron y los que fueron alcanzados por las aguas quedaron convertidos en peces, cetáceos y rocas. Así fue cómo se salvó la humanidad al bajar estos pocos hombres desde el cerro en el que se habían refugiado

La tradición del pueblo de Isla de Pascua dice que sus ancestros llegaron a la isla escapando de la inundación de un mítico continente o isla llamada Hiva.

En la mitología del pueblo maya se relata la existencia de un diluvio enviado por el dios Huracán.

En el manuscrito azteca denominado Códice Borgia (Códice Vaticano), se recoge la historia del mundo dividido en edades, de las cuales la última terminó con un gran diluvio a manos de la diosa Chalchitlicue.

En mitología incaica, Viracocha destruyó a los gigantes (como en la Biblia) con una gran inundación, y dos personas repoblaron la Tierra: Manco Cápac y Mama Ocllo. Únicamente sobrevivieron en cuevas selladas.

En el lago Titicaca, donde habita un grupo de indígenas conocidos por el nombre de uros o urus, existe una leyenda local que dice que, después del diluvio universal, fue en el lago Titicaca donde se vieron los primeros rayos del Sol.

En la nación africana de Chad, la tribu moussaye en su mitología cuenta la historia de que una vez una familia vivía en un lugar remoto, y que cierto día, la madre quiso preparar una comida opípara para su familia; así que tomó el mortero con su majador para moler el grano y hacerlo harina. (En aquel tiempo el cielo estaba mucho más cerca que ahora. En efecto, si se alargaba la mano, podía tocarse.) Majó el grano con todas sus fuerzas; sí, machacó el mijo y lo hizo pronto harina. Pero al moler, la mujer se descuidó y alzó el majador tan alto que hizo un agujero en el cielo. En el acto empezó a caer a la tierra mucha agua. No era una lluvia normal. Llovió durante siete días y siete noches hasta que toda la tierra quedó anegada. Conforme caía la lluvia, el cielo se iba levantando, hasta que llegó a la altura inalcanzable que ahora tiene. Desde entonces perdimos el privilegio de tocar el cielo con la mano



Para los Kawesqar, o Alacalufes, de Tierra del Fuego, una gran inundación tuvo lugar en el mundo cuando un joven cazó, para regalarle una buena comida a su novia, a una nutria (o coipo, según otra versión) que por tabú no podía ser cazada. Ésta era una criatura protegida por el espíritu de las aguas, quien, dolido por esta afrenta, hizo subir el mar para vengarse de toda la humanidad. Al final del relato, el joven y su novia se salvan al subir a elevados cerros. Luego son ellos los encargados de repoblar la tierra.

En jeroglificos encontrados en San Juan (Puerto Rico), indican que Yukiyu, un "dios taíno", creó una gran inundación. Se dice que se salvaron gracias a que se albergaron en el bosque fluvial del Yunque.

La Mitología guaraní de los nativos de América del Sur sostiene que durante el tiempo conocido como "Yvy tenonde" (primera tierra), los hombres y los dioses convivían libremente en ésta en abundancia y no existían enfermedades o penurias...

Hasta que un hombre llamado Jeupié transgredió el tabú máximo: el incesto, al copular con la hermana de su padre. Este hecho fue castigado ejemplarmente con un diluvio (Mba'e-megua guasu) que destruyó aquella tierra primera y produjo la partida de los dioses hacia su morada celestial.

Ñamandú, dios principal de los guaranies, decide crear entonces una segunda tierra, aunque imperfecta. Solicita entonces la ayuda de Jakairá quién esparce una bruma vivificante sobre la nueva tierra. Los sobrevivientes del diluvio pasan a habitar esta tierra donde ahora existen la enfermedad, los sufrimientos y la muerte.

Desde entonces los hombres habitantes de la "nueva tierra" conocida como Yvy Pyahu estan condenados a la eterna búsqueda de aquella primera tierra perdida que llaman: "Yvymara'eỹ" (Tierra Sin Mal).