De los citados centros de la sublevación parten las Ofensivas del Ejercito de España, a hacer lo que la propaganda nacional llamó la "Reconquista", para tomar las ciudades en manos de la República o a liberar a los lugares en manos de los rebeldes asediados por las tropas gubernamentales, como son los casos del Sitio de Oviedo y del Alcázar de Toledo. En este contexto, los nacionalistas y los republicanos proceden a organizar sus respectivos territorios y a reprimir cualquier oposición o sospecha de oposición. Una estimación mínima señala que más de 50.000 personas fueron ejecutadas, muertas o asesinadas en cada bando, lo que da una indicación de la gran dureza de las pasiones que la Guerra Civil había desatado.
El resultado del levantamiento es incierto. Aproximadamente un tercio del territorio español ha pasado a manos rebeldes, con lo que ninguno de los dos bandos tiene absoluta supremacía sobre el otro. La intentona de derrocar de un golpe a la República había fracasado estrepitosamente. Ambos bandos se preparan para lo inevitable. Un enfrentamiento que iba a desangrar España durante tres largos años. La Guerra Civil Española acababa de empezar.

La Guerra Civil española dejó un saldo de muertos innumerable, enfermedades, exiliados, destrucción de infraestructuras urbanas, de la agricultura y la ganadería. Además, sentó las bases de un conflicto que trascendió las fronteras del estado español y que involucró a otros países (Italia, Alemania, URSS...). De hechos muchos historiadores consideran que la Guerra Civil fue el prólogo de la segunda guerra mundial.
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