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dissabte, 14 d’abril del 2018

Cap. 4628: Romario prometio un gol en el barro

En un desplazamiento de la temporada 1993/94, después de una noche de lluvias, los utilleros del Barça que habían estado en el campo del rival para preparar las equipaciones en el vestuario, informaron a Cruyff de que el terreno estaba completamente embarrado, en especial en las áreas junto a las porterías. En esas circunstancias, el entrenador decidió que no alinearía a Romario, muy habilidoso con el césped inmaculado pero, en principio, poco dado a controlar el balón sobre el barro frente a una defensa rocosa. Por ello, Cruyff comunicó la alineación al equipo en el hotel, antes de salir para el campo, y les dio un charla sobre cómo debían jugar. Llegaron al campo y salieron al césped para inspeccionarlo. Efectivamente, frente a las porterías había zonas cenagosas que parecían poco apropiadas para el juego preciosista de Romario. El brasileño, callado como solía ser, salió al terreno de juego vestido con traje de calle, se fue a una de las porterías y se quedó un rato mirando al suelo. De repente, caminó con paso decidido hacia la zona donde estábamos Cruyff, Carles Rexach y yo. Al llegar, miró al entrenador y le dijo:
- "Ponme, que marco".
Cruyff le miró a los ojos.
- "¿De verdad?", le preguntó Cruyff.
Romario dio un “zí” convencido. Evidentemente Romario marco un gol