Los hechos, que provocaron una gran polémica sobre las medidas de
seguridad adoptadas por los Mossos d'Esquadra y la seguridad privada del
equipo blanquiazul, ocurrieron el 27 de septiembre de 2008, mediada la
segunda parte del derbi que se disputaba en el Estadi Olímpic Lluis
Companys de Barcelona, donde jugaba el RCE Espanyol antes de que se
inaugurara su nuevo estadio de Cornellá-El Prat. Hacia el minuto 65 de
partido, desde la "jaula" donde permanecían aislados los aficionados
radicales del FC Barcelona se arrojaron varias bengalas hacia un
graderío inferior, ocupada por seguidores del Espanyol. Según el fallo,
esta situación provocó un "estallido de violencia" entre algunos
seguidores periquitos, que intentaron acceder al terreno de juego, tras
romper la barrera de protección y superar el servicio de seguridad
privada del estadio, para dirigirse parte de ellos donde se encontraban
los radicales blaugrana, lo que obligó a suspender el partido unos diez
minutos.
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