En la segunda decena del mes de octubre de 1978, tal ve aprovechando que Lucien Muller y el grueso de plantilla viajaban a Bruselas para enfrentarse al RSC Anderlecht, Alfredo Amarillo visitaba el Camp Nou y se llevaba todas sus pertenencias de la taquilla. El jugador que había sido repudiado por el mister, tuvo es reacción tan inesperada como curiosa, cuando aún contaba con contrato en vigor. Dias después comentandolo con la prensa se justificaba de esta manera:
- "Yo solo fui a buscar las botas. Son mias y me gusta limpiarlas de vez en cuando. Creo que nadie puede hacerlo mejor que yo"
Como se decía en aquella época, Amarillo era vidente y empezaba a ver muy negro su futuro en el club blaugrana. Tanto que al final de ella se fue a la UD Salamanca y posteriormente al RCE Espanyol