Las declaraciones en el palco del estadio madridista fueron comedidas
aunque sin duda muchos se mordieron la lengua para no decir lo que
realmente pensaban.Narciso de Carreras (presidente del Barça),Santiago
Bernabeu,(presidente del Real Madrid) y Jose Luis Costa,(presidente de
la Federación española de fútbol),fueron los personajes más buscados por
los periodistas en la zona noble del Estadio merengue aquella noche.
Santiago Bernabéu, el presidente blanco, también entró en escena. "El Real Madrid no ha protestado ni protestará nada. El Real Madrid sigue siendo el Real Madrid"... pero Rigo no volvió a pitarle un partido más, como la mayoría de las veces una cara en la prensa y otra por detras.
En el palco y fuera de los microfonos, la señora de Camilo Alonso Vega, ministro de Gobernación, está muy afligida. Le dice a Bernabéu: "¡Qué desgracia, hemos perdido!" Su marido le reconviene: "Felicita al presidente del Barça…" Y ella se vuelve hacia este: "¡Ah, sí, perdón! Felicidades. Porque Cataluña también es España, ¿verdad?" A lo que Narcís de Carreras responde: "Señora, no fotem".
También el colegiado Antonio Rigo se vio obligado a hablar después del partido, aunque en principio no quería. Visiblemente molesto, puso enfásis en el público y en los periodistas. "Esperaba que el público madrileño me acogiera con pocas simpatías, por lo que su actitud no me extraña en manera alguna. Los insultos no han influido en mi actuación". Sobre el posible penalti de Eladio, añadió: "El criterio de ustedes los periodistas es el que vale. Alguno, sobre todo, sabe más que cualquier árbitro".
El FC Barcelona se va con su Copa y queda la polémica. ¿Merece el Madrid una sanción? La FEF no lo aplica, porque estima que es ella la organizadora del partido, no el Madrid (todo lo contrario que en este año cuando los silbidos al himno, no creo en las casualidadas). Eso provoca enfado en el club blaugrana. Eso sí: antes de comenzar la Liga siguiente, la federación emitió una circular prohibiendo despachar envases de vidrio en los estadios. Desde entonces debían ser previamente escanciados por el expendedor en vasos de plástico. Eso provocaba grandes colas en las barras, retrasos y barullos, lo que hizo que todas las aficiones de España pagaran en cierto modo la zaragata de los aficionados blancos.
Santiago Bernabéu, el presidente blanco, también entró en escena. "El Real Madrid no ha protestado ni protestará nada. El Real Madrid sigue siendo el Real Madrid"... pero Rigo no volvió a pitarle un partido más, como la mayoría de las veces una cara en la prensa y otra por detras.
En el palco y fuera de los microfonos, la señora de Camilo Alonso Vega, ministro de Gobernación, está muy afligida. Le dice a Bernabéu: "¡Qué desgracia, hemos perdido!" Su marido le reconviene: "Felicita al presidente del Barça…" Y ella se vuelve hacia este: "¡Ah, sí, perdón! Felicidades. Porque Cataluña también es España, ¿verdad?" A lo que Narcís de Carreras responde: "Señora, no fotem".
También el colegiado Antonio Rigo se vio obligado a hablar después del partido, aunque en principio no quería. Visiblemente molesto, puso enfásis en el público y en los periodistas. "Esperaba que el público madrileño me acogiera con pocas simpatías, por lo que su actitud no me extraña en manera alguna. Los insultos no han influido en mi actuación". Sobre el posible penalti de Eladio, añadió: "El criterio de ustedes los periodistas es el que vale. Alguno, sobre todo, sabe más que cualquier árbitro".
El FC Barcelona se va con su Copa y queda la polémica. ¿Merece el Madrid una sanción? La FEF no lo aplica, porque estima que es ella la organizadora del partido, no el Madrid (todo lo contrario que en este año cuando los silbidos al himno, no creo en las casualidadas). Eso provoca enfado en el club blaugrana. Eso sí: antes de comenzar la Liga siguiente, la federación emitió una circular prohibiendo despachar envases de vidrio en los estadios. Desde entonces debían ser previamente escanciados por el expendedor en vasos de plástico. Eso provocaba grandes colas en las barras, retrasos y barullos, lo que hizo que todas las aficiones de España pagaran en cierto modo la zaragata de los aficionados blancos.