La distancia y el tiempo convierten el pasado en una curiosidad permanente, sobre todo cuando se trata de Cruyff y Núñez, entrenador y presidente que hoy hace exactamente 25 años firmaron un contrato sorprendente y en un día particularmente señalado, el mismo que en Sarrià se jugaba la ida de la final de la UEFA entre el Espanyol y el Bayer Leverkusen.
Aquella fue, ciertamente, una premeditada convocatoria para solapar el éxito perico del momento, el más álgido de la historia, contra la debacle barcelonista de aquella primavera de 1988, pues no hacía ni ocho días que la plantilla azulgrana había protagonizado el Motín del Hesperia en el que los jugadores pidieron formalmente y por el bien del club la dimisión del presidente Josep Lluís Núñez.
Aquello empujó a Núñez a cambiar de entrenador en un giro contra su estrategia inicial para la temporada siguiente. Había negociado con Javier Clemente, el líder de aquel Espanyol de la UEFA, para ofrecerle el banquillo del Camp Nou y fichado también a quien Javi le había pedido: Unzué, Goikoetxea, Julio Salinas, Eusebio, Bakero, Txiki Begiristain, López Rekarte, Valverde y Soler, estos dos últimos del Espanyol.
Sólo dio la palabra
Pero fue Cruyff quien se los quedó inesperadamente pues la oposición a Núñez había anunciado ingenuamente que Johan les había dado su palabra de entrenar al Barça al año siguiente (1999) si la candidatura de Sixte Cambra ganaba las elecciones. No tardó mucho Núñez en convencer a Cruyff a cambio de un buen contrato y de solucionarle los problemas fiscales de su pasado azulgrana. "Nunca dije que no vendría so estaba Núñez", explicó Cruyff el día de su presentación, en la que se posicionó duramente contra la plantilla amotinada, parte de la cual iba a heredar. "Todos los jugadores deben respetar al presidente, que es quien paga. Al que no le guste puede irse, dijo tajante Johan.
La relación de Nuñez y Johan era como aquella pareja, que no puede vivir sin ti, pero contigo tampoco. En su primera temporada, Johan antes de las navidades estuvo más fuera que dentro. El equipo no asimilaba las ideas de Johan y eso lo hacia muy previsible. Contra viento y marea, Núñez decidio que aquella temporada acabaría con Johan como entrenador y ya se decidiria en caso en que la siguiente todo siguiente los resultados fueran diferentes, eso hizo que naciera el "Dream Team" y una de las últimas etapas gloriosas del FC Barcelona
Aquella fue, ciertamente, una premeditada convocatoria para solapar el éxito perico del momento, el más álgido de la historia, contra la debacle barcelonista de aquella primavera de 1988, pues no hacía ni ocho días que la plantilla azulgrana había protagonizado el Motín del Hesperia en el que los jugadores pidieron formalmente y por el bien del club la dimisión del presidente Josep Lluís Núñez.
Aquello empujó a Núñez a cambiar de entrenador en un giro contra su estrategia inicial para la temporada siguiente. Había negociado con Javier Clemente, el líder de aquel Espanyol de la UEFA, para ofrecerle el banquillo del Camp Nou y fichado también a quien Javi le había pedido: Unzué, Goikoetxea, Julio Salinas, Eusebio, Bakero, Txiki Begiristain, López Rekarte, Valverde y Soler, estos dos últimos del Espanyol.
Sólo dio la palabra
Pero fue Cruyff quien se los quedó inesperadamente pues la oposición a Núñez había anunciado ingenuamente que Johan les había dado su palabra de entrenar al Barça al año siguiente (1999) si la candidatura de Sixte Cambra ganaba las elecciones. No tardó mucho Núñez en convencer a Cruyff a cambio de un buen contrato y de solucionarle los problemas fiscales de su pasado azulgrana. "Nunca dije que no vendría so estaba Núñez", explicó Cruyff el día de su presentación, en la que se posicionó duramente contra la plantilla amotinada, parte de la cual iba a heredar. "Todos los jugadores deben respetar al presidente, que es quien paga. Al que no le guste puede irse, dijo tajante Johan.
La relación de Nuñez y Johan era como aquella pareja, que no puede vivir sin ti, pero contigo tampoco. En su primera temporada, Johan antes de las navidades estuvo más fuera que dentro. El equipo no asimilaba las ideas de Johan y eso lo hacia muy previsible. Contra viento y marea, Núñez decidio que aquella temporada acabaría con Johan como entrenador y ya se decidiria en caso en que la siguiente todo siguiente los resultados fueran diferentes, eso hizo que naciera el "Dream Team" y una de las últimas etapas gloriosas del FC Barcelona