Tras la pitada, trabajadores de seguridad del estadio Wanda
Metropolitano se le acercaron para recriminarle la protesta y quiso
echarle, amenazándole, incluso, con avisar a la policía
Por último, Òscar Armengol y su hijo pudieron disfrutar de la victoria
azulgrana. La protesta de más seguidores del Barça impidió que los
responsables de seguridad consiguieran expulsarle, pero tuvo que cambiar
de localidad durante un rato. Más tarde pudo volver al asiento del
principio y terminar de ver el partido allí estando.
- "Han hecho llorar a mi hijo de 11 años, pero ha visto cómo la
dignidad, la democracia, y la libertad están por encima de la
injusticia", escribió el periodista.