El 23 de enero de 2014, cuando llevaba en la presidencia del club
blaugrana tres años, seis meses y 23 días de mandato, el presidente más
votado de la historia del Barcelona, Sandro Rosell, anunciaba su
dinisión en base al sufrimiento personal derivado de amenazas y graves
ataques a su familia y para quitar al club del foco y del ruido
mediático provocados por la querella en el caso Neymar. Veinticuatro
horas después de presidir al club en el Ciutat de Valencia en la Copa de
España, en aplicación del artículo 33º de los estatutos del club, su
vicepresidente primero, amigo e incluso hermano barcelonista Josep Maria
Bartomeu, asumía el cargo luego de recibir de Sandro Rosell un abrazo
emocionado.
Sandro Rosell, con una absoluta ascendencia sobre sus directivos, les animó, casi les obligó, a seguir con el proyecto, aceptando como no podía ser de otro modo los argumentos personales y familiares expuestos con la crudeza y la confianza extrema que requería aquella situa, tan poco comun en el FC Barcelona.
Sandro Rosell, con una absoluta ascendencia sobre sus directivos, les animó, casi les obligó, a seguir con el proyecto, aceptando como no podía ser de otro modo los argumentos personales y familiares expuestos con la crudeza y la confianza extrema que requería aquella situa, tan poco comun en el FC Barcelona.