(Opinión Personal)
Yerry Mina tuvo un paso fugaz por el equipo blaugrana, a pesar de ser
una de las sensaciones del Mundial Rusia 2018. Se revalorizó a base de
goles y buenas actuaciones. Se mostró como buen defensor central de la
Selección Colombia, un equipo que mostró algunos pasajes interesantes,
otros mediocres y algunos tantos prometedores. No tiene fue por un
capricho de Ernesto Valverde. La explicación por la que Yerry Mina no
encontró su lugar en el Barça es más bien simple: no tenía las
características para jugar de central. Tras apenas seis meses de tenerlo
en los entrenamientos, lo saben mejor que nadie. Compraron a un jugador
de jerarquía que por sus condiciones nunca podría adaptarse al estilo
del club.
Posiblemente por su altura, casi dos metros. Le costaban los
movimientos. En los octavos de final, ante Inglaterra, ya se apreciaron
con facilidad sus vicios y virtudes. Lo sufrió a Raheem Sterling cada
vez que el delantero del Manchester City le tiraba diagonales en
velocidad quedaba en evidencia. Porque Yerry Mina no se llevaba bien con
los espacios. Cada vez que uno de los atacantes a los que marcaba
encontraban el espacio para desbordarlo. Por otro lado, cada vez que le
tiraron una pelota área a Harry Kane, Mina apareció para anticipar y
ganar, especialmentee desde arriba. Ahí es donde si marcaba la
diferencia, pero en un club con el estilo blaugrana, donde los laterales
muchas veces no estan en la defensa, Mina no era lo suficientemente
rapido para cubrir esa ausencia
El 25 de septiembre de 2017, Bernd Schuster hacía unas declaraciones en
el programa "Quan s'apaguen els llums" ("Cuando se apagan las luces") de
TV3, una nueva producción del Departamento de Deportes de Televisió de
Catalunya dirigido por Lluís Canut. El alemán hacía las paces con el
barcelonismo y dejaba confesiones tan contundentes como:
- "Entendí que el Barça es más que un club por la afición, por el campo,
por la ciudad... No tenía nada que ver con lo que yo había conocido en
Alemania. Aquí todo era de la talla XXL" [...] "Muchas veces, hablando
con amigos, lo explico. Y les digo que para entender al Barcelona hay
que vivirlo. Lo que viví en Barcelona no lo olvidaré nunca en la vida".
[...] "Aquí (en Barcelona) me he sentido como Dios. Lo he dicho muchas
veces. Me trataron como Dios. Yo era un ídolo. Los rubios se cortaron el
pelo como yo, a los que jugaban y eran rubios los llamaban como yo...
Hubo momentos en los que me asusté por la dimensión que cogía todo.
Aquí, por primera vez, vi a un aficionado llorando por perder y me quedé
tocado. No sabía qué hacer"