El 24 de octubre de 1989, Guillermo Amor y Luis Milla, compañeros en los
equipos inferiores del equipo blaugrana, tuvieron un pequeño riferafe
en el entrenamiento dirigido por Johan Cruyff. En un momento del
entrenamiento Milla recibió una fuerte entrada de Amor y el turolense,
ni corto ni perezoso, se volvió y se abalanzó hacia su compañero con
ánimo de agredirle. Hubo entonces un forcejeo y a punto estuvieron de
llegar a las manos. En medio del griterío, acudieron rápidamente Julio
Alberto y Sergi López, consiguiendo separarles, antes de que aquelo
fuera a mas.
El resto de la sesión transcurrió bajo el impacto de lo sucedido. Incluso Cruyff se acercó a Amor para darle consejos sobre la forma de entrar, con el fin de no producir daño y evitar en lo sucesivo situaciones de este tipo. Al final, se restableció la tranquilidad e incluso en los ejercicios finales a las órdenes del preparador físico (Angel Vilda) se creyó oportuno que Amor y Milla hicieran pareja, para acabar de hacer las paces.
Ambos reconocían ante la prensa: "fuera del campo, somos excelentes amigos, pero jugando uno contra otro en los partidos de entrenamiento, hemos tenido "piques" desde que estábamos en el juvenil"
El resto de la sesión transcurrió bajo el impacto de lo sucedido. Incluso Cruyff se acercó a Amor para darle consejos sobre la forma de entrar, con el fin de no producir daño y evitar en lo sucesivo situaciones de este tipo. Al final, se restableció la tranquilidad e incluso en los ejercicios finales a las órdenes del preparador físico (Angel Vilda) se creyó oportuno que Amor y Milla hicieran pareja, para acabar de hacer las paces.
Ambos reconocían ante la prensa: "fuera del campo, somos excelentes amigos, pero jugando uno contra otro en los partidos de entrenamiento, hemos tenido "piques" desde que estábamos en el juvenil"