La venta de los terrenos de las cortes preocupaba a Enric Llaudet. Para arreglar la economía blaugrana era necesario hacer la operación, pero los problemas de todo tipo se iban acumulando con el paso de los años. De entrada, el de la recalificación, a pesar de lo que diga esa presa "cavernicola", ya hacia casi siete años de la inaguración del Camp Nou y todo seguía igual que en 1957.
Por eso llegaron propuestas desde el rival ciudadanía, parecía que podría ser como agua de mayo.
La Junta directiva del eterno rival que acababa de volver a Primera también buscaba nuevos horizontes financieros y pensaron que no sería un mal negocio vender Sarriá y comprar Les Corts. Villa Reyes, vicepresidente del Espanyol negoció con Llaudet, pero el Presidente del club blaugra no quiso saber nada, aunque podía hever sido una buena solución, pero en cualquier caso debía consultarlo con la Asamblea de Compromisarios
En su fuero interno pensaba que convertir la vieja catedral blaugrana, en la nueva sede del RCE Espanyol, era casi un sacrilegio y que eso podía costarle la cabeza ante los socios y aficionados del FC Barcelona
Hubo una nueva propuesta del Espanyol quizás aún más curiosa, que la de comprar el estadio. Consistía en vender Sarriá y jugar como inquilino, en el Camp Nou.
Villa Reyes, el más dinámico de los dirigentes del RCE Espanyol de aquella década. Ofreció incluso 60 millones de pesetas que se pagaríamos por anticipado, por siete años de alquiler.
Enric Llaudet tampoco lo aceptó y el Espanyol siguió en Sarrià
Por eso llegaron propuestas desde el rival ciudadanía, parecía que podría ser como agua de mayo.
La Junta directiva del eterno rival que acababa de volver a Primera también buscaba nuevos horizontes financieros y pensaron que no sería un mal negocio vender Sarriá y comprar Les Corts. Villa Reyes, vicepresidente del Espanyol negoció con Llaudet, pero el Presidente del club blaugra no quiso saber nada, aunque podía hever sido una buena solución, pero en cualquier caso debía consultarlo con la Asamblea de Compromisarios
En su fuero interno pensaba que convertir la vieja catedral blaugrana, en la nueva sede del RCE Espanyol, era casi un sacrilegio y que eso podía costarle la cabeza ante los socios y aficionados del FC Barcelona
Hubo una nueva propuesta del Espanyol quizás aún más curiosa, que la de comprar el estadio. Consistía en vender Sarriá y jugar como inquilino, en el Camp Nou.
Villa Reyes, el más dinámico de los dirigentes del RCE Espanyol de aquella década. Ofreció incluso 60 millones de pesetas que se pagaríamos por anticipado, por siete años de alquiler.
Enric Llaudet tampoco lo aceptó y el Espanyol siguió en Sarrià