Las urgencias deportivas y económicas del FC Barcelona obligan a tomar
medidas de gran calado y a Joan Laporta no le tiembla el pulso, como ya
demostrara el verano pasado con la sorprendente marcha atrás en la
renovación fallida de Leo Messi.
Frenkie De Jong está en el ojo del huracán blaugrana y el Club le ha
invitado a marchar, ya que ha llegado un acuerdo económico con el
Manchester United para su transferencia a sus espaldas, por un monto
entre 80 y 85 millones de euros. Este importe igualaría el de la
inversión inicial y permitiría plusvalías, al estar una gran parte del
capital ya amortizado.
En esta oportunidad, prima el interés económico, pues el jugador no hace
ascos al exigente Xavi, si bien el técnico catalán no le ha sabido
extraer todo su potencial deportivo y, en diversas oportunidades fue
cambiado en el transcurso de los partidos.
Por imperativo legal, el Barça necesita liberar masa salarial para poder
inscribir los nuevos contratos y dejar dispensada la ficha del holandés
solventa de cuajo la inscripción de varias incorporaciones. Aunque no
todas y cabrá dar salida también a su compatriota Memphis Depay.
El problema es que Frenkie y su esposa están plenamente integrados en
Catalunya, donde han efectuado inversiones inmobiliarias y han fijado su
residencia de presente y futuro. Tiene un contrato económico de larga
duración y por cifras mareantes que superan la media del mercado.
El jugador es feliz con los colores blaugranas que ha hecho
sentimentalmente suyos y, por su cabeza solo pasa triunfar en el Barça
desde que llegara en el 2019 de la mano de Josep Maria Bartomeu. Siempre
ha sido un jugador de prestaciones estimables, aunque es justo
reconocer el que no ha acabado de romper y la contrapartida de su coste
toma carta de naturaleza.
No favorecen los intereses de De Jong saber que su concurso deportivo es
estimable, pero no imprescindible en una plantilla con overbooking de
centrocampistas, que cuenta con galones de director a Pedri, recién
veinteañero, y además a ese huracán que responde al apodo (apellido
sincopado) de Gavi, aún menor de edad y titular en la selección absoluta
de España.
En esa medular donde todavía dicta su magisterio Sergio Busquets,
también están cotizados valores emergentes como Nico González, Pablo
Torre y Álex Collado, mientras que Kessié y Sergi Roberto encarnan la
maduración, junto a Miralem Pjanic, del que Xavi no se ha pronunciado.
Memphis Depay llegó el curso pasado como agente libre y se especula un
traspaso por encima de los veinte millones de euros, con la doble
generación de beneficios derivada del ingreso neto y de la liberación de
masa salarial.
Se trata de un jugador de rendimiento notable, con estimable aportación
goleadora, al que Xavi no ha hecho justicia al postergarlo en beneficio
de su protector Ferran Torres que ha culminado una temporada (desde que
llegó en el mercado de invierno) discretísima.
Si se confirma el aterrizaje del super goleador polaco, la delantera del
Barça tendrá también overbooking en calidad y cantidad: Raphinha y
Dembélé por la derecha, Ansu Fati y Ferran Torres por la izquierda y
Lewandowski y Aubameyang por el centro. Posiciones dobladas a las que a
día de hoy hay que sumar a los jugadores Memphis y Ez Abde.
La inscripción de los jugadores fichados y el cierre de operaciones
pretendidas que afectan a Azpilicueta, Marcos Alonso, Koundé y
Lewandowski cuelgan de la capacidad negociadora del equipo que dirige el
director del futbol, Mateu Alemany, pero, sobre todo, de la voluntad
del tándem holandés de acatar las voluntades empresariales.
Principalmente de Frenkie, del que pesa el mayor volumen numérico.
Es razonable que los futbolistas afectados se sientan heridos en su amor
propio. Urge buscar soluciones desde el positivismo y no sería
razonable que los afectados se enrocasen.
Estar donde la empresa no te quiere no es un buen consejo y ambos
trabajadores tienen el privilegio de poder elegir un buen destino, pues
no les falta ofertas y con los intereses económicos salvaguardados.
El centrocampista se va por una coyuntura económica grave de la Entidad y
el delantero por una infravaloración del entrenador de su rendimiento
deportivo, que muchos no compartimos.
Ambos dejarán un grato recuerdo y obtendrán el reconocimiento de la
afición que les valorará su compromiso y buen oficio. Mejor sin
alharacas. O así piensa nuestra pluma.
@Albert
gilper