En enero de 1978, aunque de puertas afuera Raimon Carrasco y Rinus Michels parecia una entente cordial, la realidad era muy diferente. El presidente en funciones Raimon Carrasco no tenía como santo de su devoción a Rinus Michels. Por aquella época se comentaba que si el técnico holandés entrenaba al club blaugrana se debía a Johan Cruyff, por quien si sentia una especial veneración, hasta el punto de que le había ofrecido la oportunidad de seguir en el club blaugrana, anunque por aquellos momentos Johan Cruyff no aceptaba esa renovación hasta que no se realizaran las elecciones. Ese fue una de las causas que hizo que el presidente en funcione desistiera presentarse a su posible candidatura a la presdencia
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