En agosto de 2013, el técnico blaugrana "Tata" Martino, como buen maestro, tenía su método, su forma de trabajar, y su equipo de trabajo. Un equipo que, dadas las circunstancias en las que firmó por el Barça, estaba teniendo que cohabitar con el que ya existía y que había conformado "Tito" Vilanova.
En ese equipo de "Tito" había crecido con la inclusión en el mismo de Rubi, el extécnico del Girona. Además, justo antes de su marcha Tito había reemplazado a Domènech Torrent y Carles Planchart (especialistas en vídeo que se habian ido en junio con Guardiola al Bayern) por dos hombres de su confianza: Jordi Melero y Jaume Torras. A todo esto, Martino "incorporaba" a otros dos técnicos de 'scouting' que harian informes de los rivales. Eso, unido a que ya venía de forma oficial con su segundo, Pautasso, y su preparador físico, Paulorosso, motivaba que el elenco de técnicos, encargados del espionaje de los rivales y de la preparación física (ya había cuatro preparadores antes de la llegada del Tata) fuese muy extenso.
Inicialmente, Martino se comprometió a contar con todos ellos, pero el día a día le estaba haciendo cambiar de opinión. No era fácil conjugar diferentes formas de trabajar, ni imponer sus propios métodos a otros 'maestros' en lo suyo que además habian obtenido el éxito en todo en el equipo blaugrana. A la hora de la verdad, el "Tata" confiaba sobre todo en los suyos: Pautasso, Paulorosso y sus 'scouters', Raúl Marcovich y Adrián Coria.
En el día a día de la Ciutat Esportiva se producía una acumulación excesiva de personal técnico. Algo que también quedaba de relieve en los viajes y concentraciones, donde acompañaban al equipo cinco técnicos, tres preparadores físicos y dos encargados de vídeo. A ello hay que sumarle varios miembros intocables de la expedición: cuatro miembros del servicio médico (doctor, ATS y dos fisios), el delegado, el encargado de atención a los jugadores, dos utilleros y los responsables de prensa del equipo.
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