El 13 de marzo de 2000, el FC Barcelona acumulaba ya cuatro expedientes por parte de la ACB, además de una denuncia de Canal Plus, por su negativa a dar entrada a los micrófonos en los tiempos muertos, incumpliendo así una decisión tomada en asamblea de la ACB (de 17-1 para algunos o de 16-2 para otros). Mientras el Juez único estudiaba el caso, el club blaugrana preparaba su reacción a las multas con argumentos ante otras instancias: uno de ellos era la reclamación de su derecho a explotar mediáticamente el sonido de los tiempos muertos fuera del ámbito de la ACB, algo a lo que no renunciaba en el caso de tener que defender su postura ante lostribunales. Aunque el club se mostraba dispuesto a una negociación y a aceptar que se difundudiera sonido del tiempo muerto solo en "determinados encuentros"
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