Empezó en el club con su propio Ford de 8 cilindros del ejército que iba
tan despacio que, una noche, atravesando los Monegros, un jugador le
gritó
- "Oye Sales, ¿te das cuenta que aquí detrás hay un peatón que nos pide paso con una linterna?".
Años más tarde, ya en otro autocar, pero también de regreso de Zaragoza,
un Cruyff que tenía prisa por llegar a casa le soltó, señalándole el
120 del velocímetro, "si pones la aguja aquí, consigo que Michels te
deje fumar". Sales, que estaba harto de no poder encender ni un
cigarrillo mientras por el retrovisor veía como Johan sentado en la
última fila encendía uno tras otro, le respondió que era imposible que
Michels le permitiera hacer un pitillo. Cruyff y el entrenador
estuvieron hablando en holandés y Michels, sentado a su lado, le espetó:
- "Shales, es preferible que se fume un pitillo que nos demos contra un árbol".
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