No fueron ni uno, ni dos, ni tres. Sino ni más ni menos que 23 años, los
que pasaron hasta que el Real Madrid perdiese su primer partido como
local. Tuvo que ser el FC Barcelona su verdugo un 4 de noviembre de
1979, con otro final de suspense infinito, esta vez en la Ciudad
Deportiva Madrileña. Una zona 3-2 del equipo blaugrana les dio la
iniciativa a los visitantes, que, con uno arriba en los últimos
segundos, apuraron la posesión hasta el final. El Madrid tuvo la última
posesión del encuentro y falta de un segundo, Jose Manuel Beirán tiró
para prolongar la mayor racha del baloncesto nacional pero el balón no
entró y el Barça ganaba por 84-85, derribando un muro histórico y
abriendo la veda para futuros triunfos en la cancha de su máximo rival.
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