El martes 3 de marzo de 1981, 40 horas después del secuestro, los
raptores llamaron a casa de Quini: querían 100 millones de pesetas y que
los abonase el Barça. El presidente Núñez preparó el maletín para
traslardarse a Suiza, pero desde el gobierno central y la Policía
española comenzaron a poner trabas para el pago, no querian que se
convertiera en una costumbre de pagar a terroristas. Nuñez, años después lo explicaba de esta manera:
- "Nosotros teníamos los cien millones de pesetas en un maletín y la policía me prohibió pagar. Yo le dije al Gobernador que me diera un comunicado por escrito que me prohibían pagar. Él me dijo que no me lo daba. Entonces llamaron al secretario general de Gobernación y le dije, si usted me ordena que no pague, no pagaré, pero démelo por escrito. Si no, usted me está pasando toda la responsabilidad a mí. Usted es el que manda y el que aplica la ley. No me haga mandar a mí. No quiero que el día que pase una desgracia digan que el presidente del Barça no quiso pagar. Esto no lo voy a admitir. Entonces dijeron que pusiera papeles en lugar de billetes, para engañar. Luego, que pagase sólo cincuenta millones. Yo les decía, pero hombre...”. Al final, el ingreso se hizo en una cuenta suiza. Cuando uno de los secuestradores fue a cobrarlo al Crédito Financiero de Ginebra, fue detenido"
Pero quedan más sorpresas en este caso
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