El 27 de septiembre de 1978, el FC Barcelona viajaba hasta Moscu para jugar los dieciseisavos de la Recopa. Se tardó más tiempo en pasar el portalón de entrada en la URSS que en volar desde El Prat a Moscú. Los trámites de la policía de aduanas exasperaron a los seguidores y fatigaron a los jugadores. La recepción del equipaje fue de una lentitud desesperante y de una aglomeración increíble. El héróe de la recuperación de bultos y maletas fue "Huracán" Neeskens que se proclamó rey de los maleteros soviéticos, recuperando no solamente los equipajes de la expedición catalana, sino asimismo los de unos pasajeros chinos, americanos y africanos. Su presteza y buen humor ganaron la primera etapa de este viaje a Donetz (para enfentarse al Shakhtar), que se espera terminará con la clasificación del equipo barcelonista para los octavos de final, en la ida se había impuesto el club blaugrana en el Camp Nou por un rotundo 3-0
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