El 26 de abril de 2010, en la pequeña ciudad de Sint-Truiden (Belgica)
nacía un crio. Sus padres Wesley Beeckman, estudiante de arquitectura de
23 años, y Annekke Maes, enfermera de 24, tenian decidido el nombre de
la criatura. Durante el periodo de embarazo, esta pareja de Nieuwerkerk
(una pequeña población a unos 60 kms de Bruselas) tenía muchas
discusiones para decidir el nombre. Una noche cualquiera, tumbados en el
sofá, decidieron distraerse y encender la televisión. El destino les
hizo coincidir con un partido de los hombres de Pep Guardiola. En ese
momento, a la madre se le encendió la luz: "De repente, le dije a mi
marido que si nuestro hijo era un niño, me gustaría que se llamara
Barça”. Wesley se giró sorprendido hacia su mujer. La miró y, tras un
momento de silencio, le guiñó el ojo y exclamó: "¡Sí, este es el nombre
de mi hijo!" Desde entonces, ya no hubo más debate. Si salía varón, se
llamaría Barça, y si era una niña… ¡Lona!. En julio de ese mismo año,
Barça Beeckman se convertía en el primer socio de toda su historia que
en su carnet pone como nombre: Barça
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