El 24 de enero de 1981, tras una exhibición que duró casi media hora el
equipo de Antoni Serra tuvo a su adversario prácticamente KO,
dominándole hasta por 23 puntos de diferencia. Dos factores
contribuyeron a esa escasa diferencia de sólo diez puntos al término del
encuentro (96-86). De un lado, la capacidad de reacción y lucha del
equipo blanco indiscutible e innegable. Del otro, el "bache" en el que
entró el cuadro blaugrana sobre todo el pivot Mike Phillips, claramente
cansado, además del típico "emborrachamiento", que se produce en un
equipo cuando su superioridad es tan manifiesta. No había engaños. Ni
siquiera que las estadistica hablaran del mayor acierto del Madrid en
lanzamientos que su rival, porque en la fase final los barcelonistas
fallaron más de la cuenta en este punto. El Barça siempre mandó, dominó y
a veces, incluso arrolló a su adversario, bordando un baloncesto de
primera línea. Y si puede hablarse de errores del Real Madrid cabe
también cargarlo a la cuenta de los blaugrana que superaron por completo
a los merengues
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