El 16 de enero de 1976, llegaba a Barcelona el Vicepresidente del Porto
Alegre (Brasil), Arturo Dellagrave, para negociar con Jaume Rosell
(padre de Sandro), el traspaso del jugador brasileño al club bermellon.
De esta manera, Mario Marinho cogía un avión para Brasil, días despues,
para no volver a la disciplina blaugrana. El Porto Alegre y 12 millones
de la época, tuvieron su parte de culpa. Pero la principal era
Weisweiler. Al entrenador aleman no le gustaban los jugadores
sudamericanos y desde su llegada Marinho era solo su suplente y con
pocas posibilidades de jugar. A pesa de que Marihno siempre deseo
quedarse en el club, el Barcelona comenzo a escuchar ofertas por el
jugador, para obedecer a su técnico. En apenas dos horas, ambos clubs se
pusieron de acuerdo en el portante del traspaso
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