Cathonys

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Mushofutbol

divendres, 23 d’octubre del 2009

Cap. 754: Más anecdotas del Barça (cap.IX)*

 Un aficionado muy despistado En Río deJaneiro los jugadores estaban dando un paseo y un señor se acercó y paró a Ramallets en mitad de Copacabana y a grito pelado, le dijo: - "Encantado de conocerlo. ¡Usted es un gran jugador!, si señor" decía con insistencia De golpe y porrazo, el aficionado se quedó parado y pensativo - "Por cierto ,¿de qué juega usted?" ¿ Evidentemente el aficionado brasileños sabía que era un buen jugador, pero no sabía que era portero. Aunque posiblemente no supiera nada de nada La politica no se debe mezclar con el fútbol... Era un torneo en Móntevido; Los jugadores del FC Barcelona cealebraron una pequeña fiesta antes de jugar un partido al día siguiente y a ella asistieron dos paisanos de Pedro Zaballa, era dos de Castro Urdiales (Asturias) A la mañana siguiente y durante el encuentro los ámigos del delantero empezaron a animar al equipo y también a él personalmene. En un momento más intenso los aficionados comenzarón a gritar en honor suyo, su lugar de origen... - "Aúpa Castro, aúpa Castro". Un seguidor uruguayo se giró alterado... - "Eh, cuidado con lo que dicen. Esto es un partido de futbol, no empecemos a politizar las cosas". Fidel Castro estaba en Cuba y aquellos gritos de ánimo no eran para él. Pero el aficionado uruguayo ignoraba que en ESpaña hay varios pueblos que tienen la raiz Castro y que uno de los jugadores del FC Barcelona, que estaban en el cesped en ese momento... había nacido allí Una de "pistoleros" Ocurrió en Venezuela y durante uno de los "Mundialitos" de clubs, que se disputaban en Carracas. Aquel día los jugadores tenían descanso y algunos de ellos, Segarra, Gracia, Verrgés y Gensana entre otros... salieron de paseo y se tomaron una cervecita en un bar. Cuando ya se la habian acabado un hombre, con un gorro a lo mexicano les dijo desde la barra que se tómaran otra cerveza. Los jugadores le explicaron quienes eran y que como deportistas... no solían beber, pero aquel sujeto insistió. Al final acabó sacándose un revólver y amenazando a los fútbolistas... - "Ahora mismo se van a beber otra cerveza" Los jugadores ante "razones" tan convicentes accedieron a tomarse esa cerveza y Segarra reconoció que estaban tremendamente asustados. No fue una cervez más la que se bebieron, sino cinco jarras. Al final consiguieron salir del bar y volver corriendo al hotel, donde ni siquiera comieron por el susto y el efecto de tanta bebida aquel era un aficionado un poco especial y seguramente ni los conocía ni sabía quienes eran aquellos osados que se negaban a la "invitación" Eso si, en posteriores viajes a Cáracas ninguino de ellos se alejó demasiado del lugar de concentración. La experiencia había sido demasiado fuerte, más propia de un clásico del wester norteamericano.