En mayo del 2005, el FC Barcelona estuvo a un paso de firmar un patrocinador para la camiseta del primer equipo de fútbol. Y esa sería la primera vez en sus casi 106 años de existencia. Joan Laporta, presidente del club azulgrana, viajaba a China junto a los vicepresidentes Ferran Soriano y Marc Ingla para sellar un acuerdo que debía ser histórico y que reportaría al club unos ingresos multimillonarios, que le debian permitir competir en igualdad de condiciones con los demás gigantes europeos.
La camiseta azulgrana debía lucir, si se hubiese confirmado el acuerdo, un logotipo con el nombre de la capital china, Beijing, y posiblemente también el año 2008, la fecha de los JJOO. La verdad es que los números del contrato eran de autentico vértigo: cinco años a razón de 19 millones de euros por temporada con posibilidad de alcanzar hasta 27 millones en caso de pleno de incentivos, o sea que el Barça ganase todos los títulos y proyectase al mundo una imagen todavía más ganadora. Al final la presión mediatica y que China es un país donde los derechos humanos se saltan todos los días, impedió ese acuerdo histórico. Y al final el Barça se decantaria un tiempo después por UNICEF
La camiseta azulgrana debía lucir, si se hubiese confirmado el acuerdo, un logotipo con el nombre de la capital china, Beijing, y posiblemente también el año 2008, la fecha de los JJOO. La verdad es que los números del contrato eran de autentico vértigo: cinco años a razón de 19 millones de euros por temporada con posibilidad de alcanzar hasta 27 millones en caso de pleno de incentivos, o sea que el Barça ganase todos los títulos y proyectase al mundo una imagen todavía más ganadora. Al final la presión mediatica y que China es un país donde los derechos humanos se saltan todos los días, impedió ese acuerdo histórico. Y al final el Barça se decantaria un tiempo después por UNICEF
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