
La camiseta azulgrana debía lucir, si se hubiese confirmado el acuerdo, un logotipo con el nombre de la capital china, Beijing, y posiblemente también el año 2008, la fecha de los JJOO. La verdad es que los números del contrato eran de autentico vértigo: cinco años a razón de 19 millones de euros por temporada con posibilidad de alcanzar hasta 27 millones en caso de pleno de incentivos, o sea que el Barça ganase todos los títulos y proyectase al mundo una imagen todavía más ganadora. Al final la presión mediatica y que China es un país donde los derechos humanos se saltan todos los días, impedió ese acuerdo histórico. Y al final el Barça se decantaria un tiempo después por UNICEF
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