El 16 de julio de 1978, en la toma de posesión efectiva como entrenador
del FC Barcelona, el técnico Lucien Muller chocaba con dos problemas de
peso. Mientras "Milonguita Heredia se presentaba con 9 kg de más, el
ilerdense, Isidro Tarrés lo hacía con 5 kg menos. En el caso del
argentino no hacía falta muchas explicaciones, saltaba a la vista que
sus ejercicios físicos durante las vacaciones habian sido inexistentes, a
la par que el buen comer y beber se notaba de forma ostensible. Por su
parte el joven centrocampista catalan justificaba de esta manera su
raquitico aspecto:
- Los nervios me desintegraban. La incertidumbre de mi fichaje y la
tremenda responsabilidad que he contraido, apenas me dejaban dormir y me
quitaron el apetito"
Por supuesto que sería Juan Carlos Heredia quien debió sufrir más, para
pasar de esos 93 kg, a los 84 kg normales. Mientras que Tarres debería
subir ese peso hasta llegar a los 72 kg
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