Mundo Deportivo
Neymar fue el único de los últimos cracks recién llegados a esta pretemporada de Luis Enrique
que no salió a entrenar con el resto. Los médicos le sometieron a una
exploración para conocer su estado actual y definir los detalles de la
recta final de su recuperación tras la grave lesión sufrida en el
Mundial. Leo Messi, Javier Mascherano y Dani Alves
fueron, pues, las caras nuevas de la jornada en un entrenamiento donde,
de salida, las cámaras no acertaron a distingue a Leo camuflado entre
el grupo de jugadores y menos reconocible que otras veces por su nuevo
peinado. El delantero argentino se ha rapado los dos tercios inferiores
de la cabeza y dejado arriba un peinado tipo ‘marine’, una novedad
dentro de su estilismo más tradicional.
A Leo y al resto los saludó Luis Enrique dentro del vestuario antes del entrenamiento, pues su costumbre es la de reunirse con todos sus hombres antes de saltar al terreno de entrenamiento y comentar el tipo de trabajo del día además de algún aspecto que pueda considerar necesario. En el caso de esta matinal tocaba dar la bienvenida a los últimos mundialistas si bien sobre el campo sólo Messi acabó trabajando con normalidad de esa tripleta única en el mundo completada con Neymar y Suárez, uno lesionado y el otro sancionado por la FIFA hasta nueva orden.
También Javier Mascherano, que voló de vuelta a Barcelona con Leo, se pasó por la peluquería antes de volver al trabajo, en su caso con las ideas más claras pues lució un pelado completo a merced del potente sol mediterráneo. Alves por su parte apareció con una barba más bien de trabajada y dejada crecer y un peinado poco llamativo esta vez.
Luis Enrique ordenó realizar un súper-rondo en el centro del terreno, con los porteros trabajando al margen y concentrados en lo suyo. Todos los futbolistas participaron en ese rondo con tres jugadores intentaron robar el balón en cada jugada. Velocidad de balón y presión es el objetivo de este tipo de entrenamiento que dejó ver el grado de competitividad del grupo, elevado. Alves fue a por todas en cada pelota disputada. Su rostro, serio, denotaba esa necesidad de conocer su futuro lo antes posible. Luis Enrique, sentado sobre un balón, siguió atentamente y sin inmutarse esta parte de la sesión preparatoria.
No salieron a entrenar ni Xavi, con esas molestias musculares, ni tampoco Mathieu, que se quedó en el gimnasio tratando de dejar atrás problemas de isquiotibiales. A la espera de la lista de convocados para el tercer amistoso de la temporada, contra el Nápoles en Ginebra, no parece que ambos tengan demasiadas posibilidades de viajar. Los últimos en llegar tampoco subirán al avión, teniendo en cuenta que tienen programadas pruebas médicas para mañana y que han de ponerse al día físicamente. El sábado podrían tener su primera oportunidad en el amistoso de Helsinki, último lejos del Camp Nou antes del debut liguero.
A Leo y al resto los saludó Luis Enrique dentro del vestuario antes del entrenamiento, pues su costumbre es la de reunirse con todos sus hombres antes de saltar al terreno de entrenamiento y comentar el tipo de trabajo del día además de algún aspecto que pueda considerar necesario. En el caso de esta matinal tocaba dar la bienvenida a los últimos mundialistas si bien sobre el campo sólo Messi acabó trabajando con normalidad de esa tripleta única en el mundo completada con Neymar y Suárez, uno lesionado y el otro sancionado por la FIFA hasta nueva orden.
También Javier Mascherano, que voló de vuelta a Barcelona con Leo, se pasó por la peluquería antes de volver al trabajo, en su caso con las ideas más claras pues lució un pelado completo a merced del potente sol mediterráneo. Alves por su parte apareció con una barba más bien de trabajada y dejada crecer y un peinado poco llamativo esta vez.
Luis Enrique ordenó realizar un súper-rondo en el centro del terreno, con los porteros trabajando al margen y concentrados en lo suyo. Todos los futbolistas participaron en ese rondo con tres jugadores intentaron robar el balón en cada jugada. Velocidad de balón y presión es el objetivo de este tipo de entrenamiento que dejó ver el grado de competitividad del grupo, elevado. Alves fue a por todas en cada pelota disputada. Su rostro, serio, denotaba esa necesidad de conocer su futuro lo antes posible. Luis Enrique, sentado sobre un balón, siguió atentamente y sin inmutarse esta parte de la sesión preparatoria.
No salieron a entrenar ni Xavi, con esas molestias musculares, ni tampoco Mathieu, que se quedó en el gimnasio tratando de dejar atrás problemas de isquiotibiales. A la espera de la lista de convocados para el tercer amistoso de la temporada, contra el Nápoles en Ginebra, no parece que ambos tengan demasiadas posibilidades de viajar. Los últimos en llegar tampoco subirán al avión, teniendo en cuenta que tienen programadas pruebas médicas para mañana y que han de ponerse al día físicamente. El sábado podrían tener su primera oportunidad en el amistoso de Helsinki, último lejos del Camp Nou antes del debut liguero.
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