El 6 de junio de 2011, los ánimos en Can Barça estaban caldeados. Había
malestar, mucho malestar... En la reunión que mantuvieron el 2 de junio,
los responsables de las secciones no profesionales del club blaugrana
se constantaban un cierto estado de frustración por lo que consideran
- "Una decisión unilateral que no nos deja más salida que la
resignación”, aseguraba una fuente que prefirió mantenerse en el
anonimato. El deporte más perjudicado será el béisbol blaugrana, que ha
sido condenado a su desaparición mientras que atletismo, voleibol,
hockey hielo, hockey hierba y rugby podrian seguir con su actividad pero
sólo en Catalunya, lo que significa poco menos que su defunción a corto
o medio plazo, por lo menos, a nivel de elite. De no modificar la
decisión que oficializaba Toni Freixa, la única viabilidad que tendrían
sería la de convertirse en escuelas para las categorías inferiores. Que
esta decisión obedeciera a una cuestión de catalanidad que enardecido
aún más los ánimos:
- "Que digan eso es ofensivo. Nuestro activo es que también paseamos el
nombre del Barça y de Catalunya por todo el estado español”, explicaba
la misma fuente
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