dissabte, 6 de març del 2021

Cap. 8687: Maldito Barça [IV]

El modelo del Barcelona admite la destrucción de sus piezas cuando no están sometidas a su escudo galáctico (¿se permite usar ese término en un texto que no sea sobre el Real Madrid?), pero también contempla la sanación automática al regresar a casa. O cuántas veces pensamos en que el Messi que les devolvíamos, devastado por las críticas y actuaciones indolentes de las Eliminatorias o el Mundial, sería como una especie de virus informático en el sistema operativo del mejor equipo del mundo. Lo hemos pensado nosotros, lo han pensado en la selección española, en la brasileña o en la camerunesa (Eto’o no pateando aquel penal con Camerún ante Egipto, por ejemplo). “Uy, ahora después de esto, el Barcelona no será igual”. Y sin embargo no, allí siguen, dando cátedra como si nada hubiera pasado, con la moral alta, la cabeza levantada y la pelota pegada al pie.

Guardiola aún no ha decidido irse porque sabe que si cruza esa puerta, comenzará su declive. Podrá ganar títulos en 7 ligas distintas, pero siempre, siempre, le endilgarán cuánto le falta para que su Milan, o su Bayern Munich, o su Manchester United o su Dynamo de Kiev jueguen como aquel Barcelona. Como este Barcelona, que ahora también exporta su know-how. Y ahí va la Roma, decidida entonces a que el técnico del Barcelona B, Luis Enrique, se transforme en el Guardiola de la Serie A. Fichemos a Luis Enrique, entonces. Traigamos, también, a Bojan Krkic. Repliquemos el modelo Barça. Fracasemos estrepitosamente. No lo lograrán. Nadie lo hará.


 

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