El 1 de marzo de 1993, Massimo Leo, un tifosi pacífico que entendía el
fútbol como un doble espectáculo, el que daban los jugadores dentro del
campo y el de las gradas, visitaba el Camp Nou. Durante el partido (FC Barcelona-Sporting de
Gijón), el "tifosi" recorrió el estadio blaugrana acompañado por un
representante de la Penya Almogávers y Jordi Vallverdú, directivo
encargado de la Grada Jove. Segunda gradería, tercera gradería, los
goles, la tribuna, el palco... No quedó un solo rincón sin analizar. Su
comentarios fueron:
- "El espectador del FC Barcelona me recuerda al del teatro Está quieto,
no anima salvo en contadas ocasiones. Hay gente joven, pero no está
agrupada, y eso marca la diferencia entre la afición de Italia y la de
aquí" [...] "En Italia llegamos dos horas antes" (con referencia a que
los socios y aficionados en su inmesa mayoría llegaban apenas 15 minutos
antes de iniciar el encuentro)
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