Lo peculiar de la elección del central, además de que la balada era pegadiza, es que escuchando su letra se encuentran constantes paralelismos con el momento que vivía el Barça. Decía en una de sus estrofas la canción, cuyo texto es en catalán, que "Tornarem a ser grans, hi tornarem. Quan sortim d'aquesta tempesta" ("volveremos a ser grandes, cuando salgamos de esta tormenta".
También, como receta para superar los malos momentos, señalaba el camino para remontar: "Tornem a les arrels dels somnis que ens van veure néixer. És temps de ser valents. És temps de ser concients. Que cal cor i cervell. I no volem perdre ningú en aquest camí" ("Volvamos a las raíces, de los sueños que nos vieron nacer, es tiempo de ser valiente, es tiempo de ser consciente de que hace falta corazón y cerebro y no queremos perder a nadie en este camino"). Y antes del último estribillo, el vocalista grita "La veritat, creu-me, creu-me, creu-me. Tenim futur" ("La verdad, ¡créeme, créeme, créme tenemos futuro!"). Incluso el club no descartaba "pincharla" en los minutos previos del partido contra el AC Milan para motivar a afición y jugadores. Siempre con permiso de la UEFA.
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