Guillermo Amor, un jugador formado en la cantera del FC Barcelona, que
había sido uno de los primeros residentes de La Masia en su inaguración y
que había llegado al primer equipo la temporada 1988/89, de la mano de
Johan Cruyff, ponía punto final a su etapa en el club de toda su vida
después de 19 años en la entidad. Firmó el finiquito y puso rumbo al
Calcio. Un día triste para el que había sido uno de los estandartes de
la canetra barcelonista, un ejemplo dentro y fuera del campo. "Nunca
pensé que podía llegar este día... Me hubiera gustado colgar las botas
en el Camp Nou, pero me voy feliz, satisfecho, de todo lo que he hecho
en el Barça. Y con muchas ganas de seguir mi carrera", dijo, aunque
reconoció que la despedida "ha sido durísima". Guillermo Amor, pese a
fichar por la Fiorentina, tenía muy claro que "nunca dejaré de ser culé,
aquí está mi casa y seguro que algún día volveré". El centrocampista se
fue con la esperanza de que "algún otro canterano, como Xavi, ocupe mi
sitio".
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