La jornada 6ª se jugaba el 4 y 5 de octubre de 2008. La jornada reparaba un duelos fraticida entre catalanes y madrileños. En el Camp Nou el Barça recibía al Atletico de Madrid y en el Bernabeu, el Real Madrid recibía al RCE Espanyol. Los resultados fueron de 6-1 en el Camp Nou y de empate a 2 en el Bernabeu. La sorprese llegaba en forma de "lapsus", cuando Jesús Álvarez, presentador de la información deportiva de TVE-1, consideraba que el Barcelona y el Espanyol no eran clubs españoles, para regocijo del independentismo catalán.
Eran las 15.36 horas y la presentadora del TD, Ana Blanco, dio entrada a la información deportiva y, dirigiéndose Álvarez, le dijo: "Tenemos que hablar de la Liga y de esas cosas especiales que han pasado, como la goleada al Atlético de Madrid o el empate de ayer del Madrid". La respuesta de su interlocutor dejó caras atónitas: "Sí, no ha sido una jornada buena para los equipos españoles". Luego, mirando a la cámara, agregó: "La verdad es que esa goleada al Atlético del Madrid no es comparable desde luego con el empate, pero nadie se esperaba que el Real Madrid tropezase en casa...", siguió posiblemente siendo ya consciente de haber metido la pata.
Al día siguiente, José María Coto, director de Deportes TVE, intento justificar las palabras de Jesús Álvarez como "un lapsus". Según consideraba Coto, la palabra "españoles" debería haber sido "madrileños", al referirse al Madrid y al Atlético, pero la improvisación en directo motivó la equivocación del presentador, ya que el comentario que hizo dirigiéndose a Ana Blanco no estaba recogido en el guión del informativo previamente escrito. Nada nuevo, desde siempre el Madrid ha sido considerado como el emblema de España. Olvidando a equipos como CF Valencia, Sporting Gijon, Athletic Club...
dilluns, 16 de setembre del 2019
Cap. 6312: Laporta: "La culpa es del responsable de seguridad"
El 27 de septiembre de 2009, se jugaba en el Estadi Olimpic Lluis Compayns de Montjuïc el "derby" ciudadano. En un momento dado, desde el sector blaugrana se lanzaron bengalas a los aficionados del RCE Espanyol. A pesar de que los incidentes ocurridos en las gradas del estadio Olímpic Lluis Compayns de Montjuïc fueron protagonizados por los seguidores del Barcelona, Joan Laporta echó balones fuera y no quiso sentirse responsable de los lanzamientos de bengalas debido a que la culpa la tiene el "responsable de seguridad del Espanyol" por permitir la entrada de objetos peligrosos al terreno de juego. Una realidad pese a quien pese. Los aficionados rivales cuando van a visitar al equipo contrario, no salen desde su estadio cada uno usa sus propios medios. Es entonces cuando el "responsable" de seguridad del equipo local y los miembros de seguridad contratados deben vigilar que no entren objetos peligrosos a su estadio
Es verdad que nuevamente ese grupo de violentos que siguen entrado en el Camp Nou, afean la imagen del club. Pero aunque Laporta lucho contra ellos, otros en anteriores mandantos llegaron a ser la "guardia pletoriana" del Presidente de turno
Es verdad que nuevamente ese grupo de violentos que siguen entrado en el Camp Nou, afean la imagen del club. Pero aunque Laporta lucho contra ellos, otros en anteriores mandantos llegaron a ser la "guardia pletoriana" del Presidente de turno
Cap. 6311: Y "Txiki" Begiristain se va de vacaciones... ¡durante el cierre del mercado!
Una de las cosas sorprendentes de principios de temporada 2008/09, la publicaba "Sport" y desvelaba que "Txiki" Begiristain se fue de vacaciones antes del cierre del mercado y que, incluso, ya tenía las malestas preparadas esa misma tarde y era "imposible" ponerse en contacto con él.
El propio "Txiki" Begiristain aseguraba, después de que se confirmase que Silva no ficharía por el FC Barcelona y que la plantilla culé no estaba cerrada. A pesar de eso, desde aquel momento no volvió a haber ningún movimiento, y quedaba claro que la plantilla sí estaba cerrada cuando el propio director deportivo no se encuentraba disponible el propio día de cierre de mercado, donde todos los clubes esperan sacar alguna "ganga" de última hora o realizar alguna venta sorprendente. Nada sorprendente de como se llebava el club en la época Preguardiola
El propio "Txiki" Begiristain aseguraba, después de que se confirmase que Silva no ficharía por el FC Barcelona y que la plantilla culé no estaba cerrada. A pesar de eso, desde aquel momento no volvió a haber ningún movimiento, y quedaba claro que la plantilla sí estaba cerrada cuando el propio director deportivo no se encuentraba disponible el propio día de cierre de mercado, donde todos los clubes esperan sacar alguna "ganga" de última hora o realizar alguna venta sorprendente. Nada sorprendente de como se llebava el club en la época Preguardiola
Cap. 6310: "A flor de Piel" (Biografia de Emmanuel Petit)
En el capítulo titulado: "Barcelona, para mi desgracia", el galo destina un puñado de páginas a despotricar sobre su pasado blaugrana. En una temporada, Petit reconoce haber vivido una de sus peores experiencias.
- "El único lamento en mi vida ha sido el de dejar el Arsenal por Barcelona"; un inicio de lo más prometedor en un capítulo repleto de historias sorprendentes. Petit define como rocambolesca la historia de su tránsfer:
- "En Inglaterra cobraba 150.000 euros al mes, por lo que pedí el doble a Gaspart. El dudó pero al final me dio su acuerdo. Todo iba bien hasta que llegué, donde fuí recibido por el consejo de administración; unos verdaderos liantes. Parecían vendedores de alfombras. Lo discutieron todo y yo les amenacé con volver a mi hotel si no llegábamos a un acuerdo. Al final, aceptaron mis condiciones a las 4 de la mañana".
Cerrado el fichaje, el francés explica que su llegada al equipo blaugrana no fue muy agradable.
- "Me incorporé al equipo más tarde, en el stage de Holanda. Llegué a la disputa de un partido amistoso y cuando entré para conocer a mis compañeros, la mayoría de ellos no me prestaron atención ni me saludaron", cuenta. Del vestuario barcelonista, es difícil encontrar buenas palabras:
- "En poco tiempo vi que había tres clanes bien establecidos: los catalanes, los holandeses y los demás. Adiós a la unidad".
Tampoco su primer encuentro con Serra Ferrer fue positivo.
- "La noche de mi llegada, el ‘míster’ le pidió a Dutruel, el otro francés de la plantilla, que me hiciera de traductor. Richard, visiblemente avergonzado, me pidió que no me riera, pero que el entrenador quería saber cuál era mi posición en el campo. ¡No me lo podía creer! Pensaba que era una broma. Pero ahí tomé consciencia de que mi presencia formaba parte de las ambiciones políticas de Gaspart para trepar hacia la presidencia".
Y todo no acaba ahí. El divorcio entre el técnico y jugador se hace evidente al paso de los párrafos, en los que el futbolista le define como "un payaso y un incompetente. Jamás había visto una cabeza de canica como la suya".
Incluso con la plantilla tuvo más de un enfrentamiento.
- "Perdimos conta el Besitkas (3-0) jugando de forma catastrófica. En el avión de vuelta, los periodistas catalanes me preguntaron si eso era por falta de carácter y asentí con la cabeza. Al día siguiente, la prensa puso en mi boca ‘Al Barça le faltan cojones’. La reacción del vestuario no tardó en llegar. Antes del entrenamiento, Luis Enrique, Guardiola, Sergi y Abelardo me llevaron a una sala. Parecía la escuela, en pleno consejo de disciplina", recuerda. [...] "A partir de ese momento mi suerte estaba echada, me convertí en un apestado a quien no había que acercarse para no contaminarse", añade.
Bakero, ayudante de Serra Ferrer, también tuvo problemas y admite que estuvo a punto estuvo de llegar a las manos, también tuvo problemas:
- "En un partidillo entre titulares y suplentes, en el que ganábamos sin problemas, entraron en cólera cuando salvé un gol del contrario. Yo alucinaba. Le pedí explicaciones a Serra Ferrer y Bakero me pidió ser un poco más receptivo. Estuve a punto de partirle la cara a ese retaco, quien me había hecho soñar cuando era joven".
La muerte de su padre no ayudó a remontar la situación.
- "Pedí autorización a los técnicos para irme, cosa que rechazaron y me tomé muy mal. Tenía muchas ganas de mandarlo todo a la mierda. Incluso llegué al punto en el que tuve ganas de hacer daño a alguien. En mi garaje me instalé un ‘punching ball’ para librar adrenalina", escribe. Una etapa de la que Petit se lamenta en su libro: "No tuve suerte; me encontraba en el peor periodo del Barça, en un grupo en declive, podrido por los clanes". Incluso afirma que "llegué a un punto de no retorno. Cuántas veces me fui del entrenamiento llorando. No eran lágrimas de tristeza, eran de nervios".
Ni la llegada de Carles Rexach le pudo frenar. "Le respondí que era demasiado tarde. Cada día que pasaba era un día ganado para acercarme a la libertad".
- "El único lamento en mi vida ha sido el de dejar el Arsenal por Barcelona"; un inicio de lo más prometedor en un capítulo repleto de historias sorprendentes. Petit define como rocambolesca la historia de su tránsfer:
- "En Inglaterra cobraba 150.000 euros al mes, por lo que pedí el doble a Gaspart. El dudó pero al final me dio su acuerdo. Todo iba bien hasta que llegué, donde fuí recibido por el consejo de administración; unos verdaderos liantes. Parecían vendedores de alfombras. Lo discutieron todo y yo les amenacé con volver a mi hotel si no llegábamos a un acuerdo. Al final, aceptaron mis condiciones a las 4 de la mañana".
Cerrado el fichaje, el francés explica que su llegada al equipo blaugrana no fue muy agradable.
- "Me incorporé al equipo más tarde, en el stage de Holanda. Llegué a la disputa de un partido amistoso y cuando entré para conocer a mis compañeros, la mayoría de ellos no me prestaron atención ni me saludaron", cuenta. Del vestuario barcelonista, es difícil encontrar buenas palabras:
- "En poco tiempo vi que había tres clanes bien establecidos: los catalanes, los holandeses y los demás. Adiós a la unidad".
Tampoco su primer encuentro con Serra Ferrer fue positivo.
- "La noche de mi llegada, el ‘míster’ le pidió a Dutruel, el otro francés de la plantilla, que me hiciera de traductor. Richard, visiblemente avergonzado, me pidió que no me riera, pero que el entrenador quería saber cuál era mi posición en el campo. ¡No me lo podía creer! Pensaba que era una broma. Pero ahí tomé consciencia de que mi presencia formaba parte de las ambiciones políticas de Gaspart para trepar hacia la presidencia".
Y todo no acaba ahí. El divorcio entre el técnico y jugador se hace evidente al paso de los párrafos, en los que el futbolista le define como "un payaso y un incompetente. Jamás había visto una cabeza de canica como la suya".
Incluso con la plantilla tuvo más de un enfrentamiento.
- "Perdimos conta el Besitkas (3-0) jugando de forma catastrófica. En el avión de vuelta, los periodistas catalanes me preguntaron si eso era por falta de carácter y asentí con la cabeza. Al día siguiente, la prensa puso en mi boca ‘Al Barça le faltan cojones’. La reacción del vestuario no tardó en llegar. Antes del entrenamiento, Luis Enrique, Guardiola, Sergi y Abelardo me llevaron a una sala. Parecía la escuela, en pleno consejo de disciplina", recuerda. [...] "A partir de ese momento mi suerte estaba echada, me convertí en un apestado a quien no había que acercarse para no contaminarse", añade.
Bakero, ayudante de Serra Ferrer, también tuvo problemas y admite que estuvo a punto estuvo de llegar a las manos, también tuvo problemas:
- "En un partidillo entre titulares y suplentes, en el que ganábamos sin problemas, entraron en cólera cuando salvé un gol del contrario. Yo alucinaba. Le pedí explicaciones a Serra Ferrer y Bakero me pidió ser un poco más receptivo. Estuve a punto de partirle la cara a ese retaco, quien me había hecho soñar cuando era joven".
La muerte de su padre no ayudó a remontar la situación.
- "Pedí autorización a los técnicos para irme, cosa que rechazaron y me tomé muy mal. Tenía muchas ganas de mandarlo todo a la mierda. Incluso llegué al punto en el que tuve ganas de hacer daño a alguien. En mi garaje me instalé un ‘punching ball’ para librar adrenalina", escribe. Una etapa de la que Petit se lamenta en su libro: "No tuve suerte; me encontraba en el peor periodo del Barça, en un grupo en declive, podrido por los clanes". Incluso afirma que "llegué a un punto de no retorno. Cuántas veces me fui del entrenamiento llorando. No eran lágrimas de tristeza, eran de nervios".
Ni la llegada de Carles Rexach le pudo frenar. "Le respondí que era demasiado tarde. Cada día que pasaba era un día ganado para acercarme a la libertad".