Ocurrió el 3 de octubre 1987: aunque el partido fue apasionante y movido. Empez con una victoria azulgrana, continuó con empate polémico y 25 días después concluía con un derrota barcelonista
La verdad es aquel encuentro ante el Atlético de Madrid fue bastante esperpentico. Apenas acudimos 20.000 aficionados al estadio. El Barça entrenado por Luis Atragones estaba en la cola de la clasificación. Médiado
el primer tiempo cayó un incesante aguacero sobre el terreno de juego hasta convertirlo en un autentico barrizal, donde el fútbol era impracticable.
Tras el descanso, todos, habíamos tomado conciencia de que aquello era
"injugable". Todos, menos el árbitro, Ramos Marco. Los empleados del club azulgrana a duras penas pudieron repintar las rayas del terreno pero el partido se reanudó. Más impracticable que nunca, el Camp Nou invitaba primero a un partido de waterpolo, y más tarde, fue "haz lo que puedas con el balón". Estaba claro que un gol, en aquellas circunstancias sólo podía ser fruto de la casualidad. En una jugada Futre es "deribado" por Zubizarreta y el colegiado decreta penalti. Era el min. 57, y López Ufarte no perdono el "regalo" del colegiado.
Como estaba el campo, los jugadores y los empapados aficionados esperabamos que todo se decidiera en un salomónico reparto de puntos: A partir del empate, Ramos Marco comenzó a cuando el árbitro consultar con todo el mundo.
Desde el delegado a sus ayudantes, pasando por los jugadores y decidió lo que tenía que haber decidido 25 minutoa antes: suspender el encuentro más morbo que añadir a una confrontación ya de por sí treménda.
Una de las anecdotas del partido estaban en ambos banquillos, los dueños de ellos en este partido estaban sentados totalmente al contrario. Luis Aragones era el entrenador del Barça y César Luis Menotti el del Atletico de Madrid.
Y os digo en serio que nunca he visto llover asi en el campo del Barça durante un partido y que no se haya suspendido
dimarts, 11 d’agost del 2009
Cap. 641: Los amigos de lo ajeno... "visitaron" a Charly
La mañana del 11 de agosto de 1992, había una sensible baja en el entrenamiento: Charly Rexach. Y es que el ayudante de Cruyff estuvo durante toda la mañana de papeleo denunciando la reciente visita de los "cacos" a su nuevo domicilio, al que se había mudado meses antes.
Efectivamente, al regreso de Holanda, Rexach sufrió la desagradable sorpresa de encontrarse todo el piso patas arriba. "Es una de las sensaciones más extrañas que puede tener uno: llegar a tú casa y encontrarlo todo revuelto por los ladrones".
Los amigos de lo ajeno aprovecharon que el domicilio estaba vacío, Charly se hallab de "stáge" con el equipo en Holanda y su esposa habia pasado parte de esos días en la residencia que tienen en El Muntanyá. Por la cantidad de papeles desparramados por todos los rincones. Charly tenía la impresión de que iban a por tarjetas de crédito y dinero en efectivo, que no había. No se llevaron ningún electrodomestico. aunque eso si algunos objetos de valos: relojes, medallas y joyas. Después de ese susto, vino la incomodidad acudir a comisaria y de poner la correspondiente denuncia y demás trámites burocráticos.
Cap. 640: Javier Saviola... atracado
Fue un buen susto el que se llevo Javier Saviola, el 28 de noviembre del 2003, cuando se dirigía en su automóvil, como cada mañana, desde su hogar en SantCugat hacia las instalaciones del Camp Nou para participar del entrenamiento matinal. Cuando el "Pibito" conducía por los túneles de Vallvidrera con su todo terreno BMWX5 fue abordado por dos sujetos de origen sudamericano en lo que se denomina popularmente "hurto por el procedimiento de rueda pinchada". Se trata de un delito que, según fuentes policiales, se repite muy a menudo en este tramo de la autopista C-16 que precede a los peajes.
Una vez los atracadores consiguieron engañar al jugador para hacerle detener el coche en el arcén, colocaron el suyo justo delante para impedir su avance. Saviola se percató del truco y decidió esperar sentado sin moverse a que se acercaran hacia su ventanilla, demostrando mucho temple, mientras uno de ellos introducía su mano en un bolsillo como si
fuera a extraer una pistola. El jugador no dudó en entregar de inmediato
su neceser con todo sus enseres, tarjetas de crédito, dinero y la carta de residencia, tras lo cual los atracadores se dieron rápidamente a la fuga en un Audi 4.
Para más inri, esta era la segunda ocasión en que el jugador pasaba por este mal trago: en su primera temporada en el Barcelona, en el año 2001, le robaron en el aeropuerto de El Prat su bolso de mano con un fuerte estirón.
Y es que parece que Saviola no tuvo suerte en Barcelona